Cerramos el séptimo día del Festival de Lorient con un concierto de doble cara y, a la vez, fusión de dos culturas: la gallega con Xosé Manuel Budiño a la gaita y la vasca con Kepa Junkera al acordeón diatónico.
Si la gente conociera el nivel de estos dos músicos, lograrían un lleno en el Space Marine, pero no fue así. A penas unas doscientas personas asistieron, y tuvieron que ver todo el concierto sentados, lo que no ayudo al principio a que los artistas animaran la fiesta. Sin embargo, la profesionalidad y veteranía se hizo notar y público acabo levantándose y pidiendo un bis que duró casi tanto como el propio concierto. A este estallido final de energía contribuyeron en gran medida la pareja de bailarines gallegos que danzaban en el escenario y, sobre todo, el panderetero, cantante y bailarín Chisco, que no bajó el ritmo, ni dejó de sonreír y moverse ni un solo momento.

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